Una apasionada y defensora de la vida, era
Dian Fossey que aprendió a convivir en armonía y paz con los gorilas, a pesar
de la idea macabra que en esa época inundaba al común denominador que dejados
llevar por películas como King Kong imaginaban a los gorilas como bestias
salvajes y crueles.
Científica y conservacionista estadunidense, graduada
en terapia ocupacional y enamorada por los estudios de gorilas. Lo que la
motivo a viajar a África en el año de 1963 para su mayor estudio.
Donde una vez instalada y por su paciencia y
observación de las conductas animales se ganó la confianza y afecto en varios
grupos de gorilas que la veían como a su semejante.
Fue fundadora del Centro de Investigación de Karisoke
en donde por 22 años se dedicó al estudio de los gorilas, pero no la tuvo fácil
ya que la caza furtiva de los mismos entablo una guerra contra ella y sus
colaboradores.
Y como suele pasar con aquellos valientes
que luchan solos por ir en favor de la vida y en contra del beneficio monetario
personal, fue silenciada radicalmente. Siendo asesinada brutalmente el 27 de
diciembre de 1985 a sus 53 años de edad y enterrada en el cementerio de gorilas
en Karisoke lugar que ella misma había construido para enterrar gorilas
asesinados por cazadores.
Sus últimas palabras plasmadas en su
diario fueron:
“Cuando te das cuenta del valor de la
vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en
la conservación para el futuro.”
Su legado continuo y su mensaje de amor
por los gorilas como especies que deben ser vistas como primos hermanos y no
como atroces bestias sigue vivo.
En 1988 se estrenó su vida en una
película llamada los Gorilas de la niebla y en 2018 National Geographic realizo
una serie documental llamada Dian Fossey: Mi vida entre gorilas.
Una vida para inspirarnos a tratar a
nuestro entorno y las especies que en él habitan como similares.
Tras el confinamiento obligatorio de
muchos países tras la pandemia del Covid-19, la naturaleza ha recobrado su
espacio transmitiendo paz y belleza.
El aire contaminado de muchas ciudades ha
mejorado consideradamente, el agua de algunas playas y ríos ha tornado de
colores oscuros y turbios por cristalinos y turquesas.
Los animales han perdido el miedo y se
han aventurado a ser vistos en lugares públicos que anteriormente solo se veían
humanos y animales domésticos.
Todo esto debe ser causante de reflexión
para dejar la envidia y el pensamiento de beneficios propios y cambiar nuestra
mentalidad hacia el entorno que nos rodea, respetándolo como se merece.
Abre tu mente al cambio. A un cambio de
unión y armonía para un presente y futuro mejor.